miércoles, 26 de agosto de 2015

Muralla de cristal

   ¿Qué es lo que nos hace ser como somos? ¿Son las experiencias;el cómo nos criaron? ¿O cada quien elige cómo quiere ser? Creo que es un poco de ambas.

   A mi me criaron rompiéndome el lomo, esto es, cagándome a garrotazos, pero también haciéndome laburar. Mi currículum y mi hernia dan cuenta de ello. De ahí que no soporte estar al pedo un momento. Es lindo, si, pero necesito estar ocupado haciendo algo.

   También me acuerdo que si hacía algo mal mi viejo me pegaba una laceada. No había margen para el error. Recuerdo que siempre me decía "ni se te ocurra venirme con menos de 9 en la libreta". Si, un 8,66 ya era merecedor de un cintarazo. Y menos de tres dieces también. Puede que a eso se deba el que sea tan perfeccionista, aunque ahora nadie me va a garrotear si hago algo mal. De hecho, a muchos les desespera verme hacer las cosas con excesivo esmero.

   Otra cosa que no me gusta es hacer mandados. Siempre que me mandaban a hacer algo y salía mal, me echaban la culpa. Total, siempre es más fácil echarle la culpa al mandadero.

   Ahora que me doy cuenta, todo esto es la base de mi miedo al fracaso. Por eso prefiero nunca intentar nada. Bueno, prefería, hasta que entendí que no tenía que tomarme el fracaso tan a pecho (que todo me chupe un huevo, bah). Como dicen, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Yo lo intento, total, ¿qué es lo peor que podría pasar?

   Otro de mis miedos, y creo que el único objéto físico al que le tengo un cagazo, es a (te doy un momento para que intentes adivinar, pero te juego la birra a que en tu puta vida lo vas a imaginar. ¿Pista? Gajes del noble oficio de la gomería)...





... ruedas de camiones *risas grabadas*. No, en serio, les tengo un cagazo bárbaro. No Puedo pasar por al lado de un camión sin ponerme nervioso, con palpitaciones y todo eso. Y no es por el temor a que exploten (que también), sino por el aro de la llanta, un anillo de acero de unos 50 cm de diámetro, 3 de ancho y 0,5 de espesor. ¿Te imaginás la fuerza con la que sale disparado semejante fierro de como 5 kg de una rueda inflada a 120 lb/pulg²? Para que te des una idea, puede atravesar una pierna y un techo con cieloraso, y seguir varios metros más todavía... ¿cómo? ¿atravesarle la pierna a alguien? Oh si, preguntale a cualquier gomero si no me creés. Especialmente al que vivía a la vuelta de mi casa. Tuvo suerte, el aro no le atravesó la gamba, le quedó incrustado nomás (je, "nomás"). Le salvaron la pierna, pero estuvo (sin exagerar) casi 2 años enyesado. Y desde entonces que anda con muletas, y de esto ya harán unos 10 años.

   Pero no todo es trauma y sufrimiento y aros de acero asesinos voladores. También hay cosas buenas que te marcan. En mi caso, la radio.

   Prender la radio y escuchar a una criatura de 10 años haciendo un programa de chamamé un domingo a la siesta no es cosa de todos los días. Siempre me llamaban invitándome al cumpleaños de una abuela, un asado o la novena de algún santo. Y yo iba, si me llevaban mis viejos, claro. Obvio que era el centro de atención: "todos los domingos te escuchamos", "que orgullo que a alguien tan jovencito le guste el chamamé", y así. Te debés estar cagando de risa, pero era muy incómodo. Se deshacían en halagos hacia mi, y he ahí la rrazón de que me incomode ser halagado. Si acepto una felicitación es por pura cortesía, aunque casi siempre de mala gana.

   Y así son las cosas que forman nuestro temple. En su momento pasan sin que nos demos cuenta, pero de un momento a otro nos vemos pegando un sapucay cuando suena un dos hileras en la madrugada. Es un acto reflejo que te sale del alma, como todo.

   ¿Te pusiste a pensar el por qué? ¿Qué te hizo ser como sos?

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