jueves, 1 de diciembre de 2016

El penitente (y la indómita)

Me habían dicho que no se comportaba.
Atrapada en la espontaneidad era una amenaza.
Supongo que alguien debía hacer algo.
Pero, ¿queda algo por civilizar?
No me aburro de pensar en ello, porque soy la unión de tres elementos; tierra, cielo y agua; y digo cielo y no aire, porque éste ya es de ella.
En cambio yo pertenezco a las alturas.
Es algo que me libera con ilusión, pero yo sé que ella me lo cela.
Lo único que no tiene.

Nos fuimos conociendo de a poco.
Incluso ahora me extraño cuando calla.
Me hace perder la noción del tiempo cuando está triste.
Siento como vibra debajo de mi,
E imploro al Sol que por favor me desmorone en ella.

Siempre pude verlos, pero me fue difícil darme cuenta.
En cambio, ahora sé que es él el que esta en ella.
La seduce y ella acaba escurriendose rendida, estirando sus quebradizos brazos para alcanzarme,
Y yo sin poder hacer nada.
Espero el atardecer donde la veo toda,
Entrecierro los ojos de vergüenza,
La descubro en un instante y ella baila,
Para ser siempre nueva,
Siempre lejana e indómita.

No entiendo qué es lo que habré hecho.
¿Por qué me condenaron a observarlos?
¿Acaso no sabían que terminaría anhelandolos,  como su guardián devoto y fiel?
Y, en cambio, ella va dejando besos y abrazos en otros dominios que no son los míos,
Y tengo que soportar verla cambiar frente a mí,
Enamorada del cielo, que otrora creyó era una extensión de ella.
Pero ya paso mucho desde aquello.

Cuando empecé a formar parte de su panorama, la sacó de quicio no poder tocarme.
Me decía que iba a tomarme y que por siempre sería suyo.
Y durante las noches, no sabía porqué, me decía,
Quería bailar, me decía.
Pero yo no era el que bailaría con ella.
Mientras escurrida por esa fuerza invisible que me azota a diario,
En su danza, me embestían,
Y yo entrecerraba los ojos y echaba vistazos, sonrojado y aturdido,
Cómplice de los dos amantes,
Rebeldes,
Atrapados en la espontaneidad e indómitos.
Trato de ser devoto a su amor.

Me habían dicho que abarcaban casi todo el mundo
Y no pude evitar sonrojarme.

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